Quien aún no esté familiarizado con el poderío de Shakespeare y desee experimentar los mayores placeres que pueda proporcionarle el teatro, que lea cada obra de la primera a la última escena haciendo caso omiso de todo comentarista. Cuando su imaginación haya emprendido el vuelo, no se deje descender a tierra por un apunte o una explicación (…). Que lea a pesar de la brillantez deslumbrante y de la oscuridad impenetrable, que lea la integridad y la corrupción del texto; que mantenga su comprensión del diálogo, su interés por la fábula. Y cuando los placeres de la novedad hayan cesado, pruebe entonces la exactitud y lea los comentarios.
Samuel Johnson
Prefacio a Shakespeare
1765
Acantilado Editorial (2009)
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