sábado, 17 de agosto de 2019

Hamlet


Sábado 17 de agosto de 2019

El próximo sábado 24 de agosto se estrena en el Teatro Julio Castillo la primera parte de La trágica historia de Hamlet, príncipe de Dinamarca, de William Shakespeare, puesta en escena dirigida por José Caballero, con Julieta Egurrola en el papel principal. 

Nosotros tenemos boletos para la función del sábado 31 y nuestros asientos se encuentran en Luneta Baja, en la fila D, de la butaca 11 a la 17. 

A partir de hoy y hasta el 1 de septiembre, estaré redactando estos párrafos a manera de diario de disposición intelectual y emocional

No habrá en estas notas más orden que el que el azar traiga consigo. 


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Construido en 1954, el teatro donde se presenta la obra fue inaugurado en 1957 con la puesta en escena de Bodas de sangre, de Federico García Lorca. Pero siempre lo conocimos como Teatro del Bosque, hasta que en 1989 fue rebautizado con el nombre de Julio Castillo, quien había fallecido en septiembre del año anterior. 

De Julio Castillo recuerdo haber visto el sábado 6 de octubre de 1979 su puesta en escena de Los bajos fondos, montada en el Teatro Juan Ruiz de Alarcón, espacio que tenía apenas tres años de haber sido inaugurado, con La prueba de las promesas.

En aquella ocasión, la de Los bajos fondos, Castillo dirigió a la Compañía de Teatro de la Universidad Veracruzana, con una adaptación muy libre de Gabriel Careaga y Blanca Peña, quienes ubicaron el espíritu gorkiano en la realidad mexicana. Fuimos Óscar, Octavio y yo. Recuerdo que la propuesta escenográfica fue pasar del viejo albergue original a un vagón abandonado.

Mañana seguimos.

Domingo 18 de agosto de 2019


A Julieta Egurrola la hemos visto en dos ocasiones memorables: en Exiliados, de Joyce, dirigida por Marta Luna en 1979 (Teatro del Polyforum Siquieiros), donde hizo el papel de Beatriz; y en Tío Vania, de Chejov, dirigida por Ludwig Margules en 1978, donde hizo el papel de Sonia. En el caso de Exiliados, yo la fui a ver dos veces: el sábado 24 de noviembre (Octavio y Gerardo), y el sábado 2 de diciembre (con Octavio).


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Hamlet es un texto.
José Ortega y Gasset  

Delacroix
No soy el primero ni seré el último en señalar que lo sobrenatural es una constante en Shakespeare: la magia de Próspero en La Tempestad; las tres brujas agoreras que muestran el futuro a Macbeth y Banquo; el pañuelo de la discordia (bordado por una gitana) en Otelo; las hadas y los duendes en Sueño de una noche de verano; y aquí, en Hamlet, la aparición fantasmal del padre del príncipe de Dinamarca.


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¡Fragilidad, tu nombre es mujer!
Hamlet (Acto I, Escena II)

En todas las obras de Shakespeare que ahora recuerdo, hay un hazmerreír: Launcelot Gobbo, en El mercader de Venecia; Rodrigo, en Otelo; el bufón filósofo del Rey Lear (aunque éste nada tiene de tonto); Nick Bottom, el tejedor que hacer el papel de Píramo, en Sueño...; Polonio, en Hamlet (y también los comediantes, por supuesto)…


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Something is rotten in the state of Denmark.
Marcerlo (Acto I, Escena IV)


Al seguir al príncipe de Dinamarca y observar el disfraz de locura que utiliza para engañar a su tío (para que éste se confíe), me viene a la memoria la ensoñación en la que Próspero, con ayuda de Ariel, envuelve a los náufragos de La Tempestad; las hadas y los duendes de Sueño de una noche de verano (Oberón, Titania y Puck), quienes trastocan los sentimientos de los amantes y confunden la identidad de quienes visitan su bosque… ¡Esto es Shakespeare en su caldo! Tácito o expreso, siempre hay teatro dentro del teatro. En Medida por medida (el duque Vicencio disfrazado del fraile Ludovico); en Sueño de una noche de verano (la trágica historia de Píramo y Tisbe, convertida involuntariamente en comedia); en El mercader de Venecia (Porcia y Nerissa vestidas de varones); en Hamlet (La Ratonera/El asesinato de Gonzago). 


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HAMLET SIMPSON

Mañana seguimos.

Lunes 19 de agosto de 2019


Más cosas hay en el Cielo y en la Tierra, 
Horacio, de las que sueña tu filosofía.
Hamlet (Acto I, Escena V)

Delacroix
Advierte Harold Bloom en su Shakespeare, la invención de lo humano: "Shakespeare da a Hamlet un padrastro pragmático en el bufón del rey, Yorick, porque Hamlet es a su vez un bromista incansable, a un paso del más peligroso de los bromistas, Yago."


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The time is out of joint: O cursed spite, 
than ever I was born to set it right.

El tiempo está fuera de quicio. ¡Maldita suerte! 
¡Que haya yo nacido sólo para volverlo a su sentido!
Hamlet (Acto I, escena V)

Wilhelm, el personaje principal de la novela Los años de aprendizaje de Wilhelm Meister (1796), de Goethe, es un profundo admirador de Shakespeare y un estudioso de Hamlet. Con su característica humildad, Wilhelm confiesa que sus primeros análisis de la obra fueron torpes y erráticos: creyó primero que, para representar a Hamlet, bastaba con memorizar sus diálogos y sus monólogos, y con adoptar como peso propio la profunda melancolía del príncipe de Dinamarca. Mas, dado que lo anterior no parecía ayudarle a avanzar en su conocimiento y en su comprensión del individuo, optó por otro camino: especular sobre el pasado del personaje, sobre su vida anterior al asesinato del rey Hamlet. Y encontró a un adolescente bueno, amable, alegre, culto, leal en la amistad y discreto en el amor, aficionado a las artes y a las ciencias, incómodo ante la adulación, sereno y poco afecto a la ociosidad, alumno de la Universidad de Wittenberg (Sajonia), donde también estudia su amigo Horacio....

Imagínese usted un príncipe como el que yo he descrito cuyo padre fallece impensadamente. La ambición y el ansia de mando no son las pasiones que lo animan, porque le bastaba ser hijo de rey; pero ahora, por primera vez, se ve forzado a prestar atención a la distancia que separa al rey del súbdito (…).  Aquí adquiere su ánimo su primera triste dirección. Siente que ya no es, que ni siquiera es tanto como cualquier noble; se hace pasar por servidor de todo el mundo, no es cortés, no es afable, sino humilde y menesteroso. Su situación anterior considérala sólo como un sueño desvanecido. (…) El segundo golpe que recibe le hiere aún más profundamente, lo humilla todavía más. Es el matrimonio de su madre. A él, fiel y tierno hijo, muerto su padre, quédale todavía una madre; espera venerar, en la compañía de esta noble madre que le ha sido conservada, las acciones gloriosas de aquel gran desaparecido; pero también pierde a su madre, y en forma aún peor que si la muerte se la hubiera arrebatado. Desaparece la firme imagen que un hijo de buenos sentimientos gusta hacerse de sus padres; del muerto no hay auxilio que esperar, ni de la viviente ningún apoyo. También ella es mujer, y entre los nombres generales de ese sexo está también comprendido el de fragilidad. Sólo entonces se siente por completo abatido, sólo entonces comienza a encontrarse huérfano y no hay dicha en el mundo que pueda substituir para él lo que ha perdido. No siendo triste ni meditabundo por su natural, la tristeza y la meditación son, para él, pesadas cargas.

(…)


Imagínese usted a este mancebo, a este hijo de príncipe, con toda su capacidad evocadora; represéntese usted su posición, y obsérvelo después cuando sabe que se aparece la sombra de su padre; acompáñelo usted en la espantosa noche cuando el venerable espíritu se presenta ante él. Acométele un espanto terrible; háblale a la milagrosa forma, ve que le hace señas, la sigue y escucha. Suena en sus oídos la más espantosa acusación contra su tío, junto con incitaciones a la venganza y la súplica, insistentemente repetida: «¡Acuérdate de mí!» Y una vez desaparecido el fantasma, ¿qué es lo que vemos ante nosotros? ¿Un joven héroe que no respira más que venganza? ¿Un príncipe, nacido para tal, que se siente feliz cuando le invitan a proceder contra el usurpador de su corona? ¡No! El asombro y la melancolía se apoderan del solitario; tiene amargas ironías contra los sonrientes culpables, jura no olvidar al muerto y termina lanzando esta significativa queja: «El tiempo se ha salido de sus ejes; ¡ay de mí, que he nacido para volver a encajarlo!» En estas palabras, según me parece, está la clave de toda la conducta de Hamlet, y para mí es manifiesto que Shakespeare ha querido pintar un gran acto impuesto a un alma que no se ha desarrollado hasta la medida de tal acto, y encuentro que, según este sentido, está en su totalidad compuesta toda la obra. Es un roble plantado en un precioso vaso que sólo hubiera podido recibir en su interior flores delicadas; extiéndense las raíces, y el vaso es totalmente destrozado. Un carácter hermoso, puro, noble, altamente moral, pero sin la fuerza de complexión que constituye al héroe, sucumbe bajo una carga que no es capaz de soportar ni de arrojar de sí; todo deber es sagrado para él, pero éste es demasiado pesado. Solicítase de él lo imposible; no lo imposible en sí mismo, sino lo que es imposible para él. Vemos cómo anda con rodeos, cómo se angustia, cómo avanza y retrocede, cómo siempre le es recordado su deber, cómo siempre lo recuerda, y, por último, casi pierde de vista el fin que se ha propuesto, aunque sin volver a recobrar nunca su serenidad.

 Mañana seguimos.

Martes 20 de agosto de 2019



Es desde la quinta escena del primer acto cuando nos enteramos de la estrategia de Hamlet para descubrir al asesino de su padre, consistente en disfrazarse de loco... o distraído, como señala Stephen Dedalus que recuerda Stéphane Mallarmé de una puesta en escena a la que asistió el poeta francés en su adolescencia (capítulo 9 del Ulises de Joyce -Escila y Caribdis, episodio del que hablaré en otra ocasión, apenas entienda con claridad la teoría del adulterio en Hamlet que presenta Dedalus en la Biblioteca Nacional de Irlanda). 

Hamlet advierte a su amigo Horacio y a los centinelas Bernardo y Marcelo: "Necesito que cooperéis conmigo, por muy rara que sea mi conducta, porque quizás, de ahora en adelante, os parezca un poco descompasada". 

Mañana seguimos.


Miércoles 21 de agosto de 2019

Tres joyas de la cinematografía hamletiana


Hamlet 1948
Dirección: Laurence Olivier
Hamlet: Laurence Olivier
El fantasma del padre: John Gielgud
Ofelia: Jean Simmons
Guardia en Elsinor: Christopher Lee


Hamlet 1996
Dirección: Kenneth Branagh
Hamlet: Kenneth Branagh
Gertrudis: Julie Christie
Ofelia: Kate Winslet
Claudio: Derek Jacobi
Marcelo: Jack Lemmon
Reynaldo (criado de Polonio): Gérard Depardieu
Príamo: John Gielgud
Hécuba: Judi Dench
Osrico: Robin Williams


Hamlet 2000
Dirección: Michael Almereyda
Hamlet: Ethan Hawke
Claudio: Kyle MacLachlan
Gertrudis: Diane Venora
Polonio: Bill Murray

Falta en este alhajero una cuarta (la mejor, a fe de los expertos): el Hamlet de Grigoriy Kotzintsev (1964). No puedo hablar de ella porque no la tengo y no la he visto. Sin embargo, debo señalar que Kotzintsev es el mismo que dirigió un magistral Rey Lear (Korol Lir) en 1970 y que Gerardo, Octavio y yo vimos fascinados en 1974, en la Casa de la Paz (Cozumel 35). La traducción al ruso de ambas obras de Shakespeare fue realizado por Boris Pasternak. En cuanto al Hamlet de Zeffirelli, mi opinión es que es basura. 
También hay que incluir en esta colección Rosencrantz y Guildenstern están muertos, escrita y dirigida por Tom Stoppard (1990). ¡Una verdadera delicia! La película, basada en la obra de teatro original (del mismo Stoppard, 1966), cuenta con las excelentes actuaciones de Tim Roth y Gary Oldman.

 Mañana seguimos.

Jueves 22 de agosto de 2019


Viaje a las estrellas
Star Trek VI
The Undiscovered Country
1991

El Imperio Klingon es el nombre oficial del estado de los Klingon, fundado hace más de mil quinientos años. Su lengua es el klingonés (o klingon). En el año 2293, el canciller del Consejo Superior de Klingon es Gorkon.

En una escena de Star Trek VI, el Capitán Kirk y otros miembros de la tripulación del Enterprise reciben al fino y culto canciller Gorkon, quien también es acompañado por su tripulación. 

En un momento de la cena se escucha este diálogo:

Gorkon: ¡Brindo por la región ignota, brindo por el país desconocido! (Confusión general en la mesa, por lo que el canciller evade el verdadero sentido del brindis) ... el futuro.

Todos (levantan sus copas): ¡Por la región ignota!

Spock, Oficial Científico del Enterprise (con mucha propiedad y precisión académica): Hamlet, acto tres, primera escena.

Gorkon: No se degusta bien a Shakespeare hasta que se lee en klingonés.

Chang, jefe de personal del canciller (divertido): TaH pagh taHbe! (¡Ser o no ser!, en klingonés).






Ambas citas (“the undiscovered country” y “TaH pagh taHbe!”) pertenecen al más conocido de los monólogos de Hamlet, aquel que comienza, precisamente, con To be or not to be, that is the question. En cuanto a la región ignota, es claro que Gorkon está vislumbrando su inminente asesinato, pues dicho país desconocido en el monólogo de Hamlet no es el futuro sino la muerte: “…el más allá, esa ignota región de cuyos lindes ningún viajero vuelve” (the undiscovered country, from whose bourn no traveller returns), dice el príncipe de Dinamarca.

P.D. Chang es Christopher Plummer (lo verifiqué, pero se nota a leguas). Plummer, quien ha hecho mucho Shakespeare en su larga vida, hizo el papel de Hamlet en 1964, para la televisión: Hamlet at Elsinore (con Michael Caine en el papel de Horacio).





Mañana seguimos.

Viernes 23 de agosto de 2019 



Mis primeras lecturas de Hamlet se dieron entre 1971 y 1975, mediante un ejemplar de la colección Sepan cuántos de Porrúa. Luego, a principios de los ochenta, Octavio y Arturo montaron una pieza llamada Ser o no ser, y para seguirlos de cerca (porque no intervine directamente), leí y subrayé Hamlet en la traducción de Luis Astrana Marín, publicada por Espasa-Calpe Editores en su colección Austral. Esta vez, ahora que vamos a presenciar la puesta en escena de José Caballero, regreso a la obra con la traducción que Álvaro Custodio publicó en 1968 dentro de Ediciones de Teatro Clásico de México y que la UNAM reeditó en 2012 (adviértase, sin embargo, que esta traducción ya estaba terminada en 1959, pues ese año fue montada por la compañía Teatro Clásico de México -antes, Teatro Español de México).

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Mientras leía el estudio preliminar de Custodio, me encontré en la librería de viejo Jorge Cuesta (Liverpool 12)  la traducción de Salvador de Madariaga publicada por Editorial Sudamericana en 1949 . La edición incluye un virulento ensayo de interpretación, que hizo enojar al mismísimo John Dover Wilson, “el más destacado, concienzudo y venerable de los eruditos y críticos shakespeareanos”, a fe del mismo Custodio. J. Dover Wilson acusa a Madariaga de no comprender el inglés y el arte dramático isabelinos. Pero no dudé en adquirirla, a pesar de que Custodio coincide con Dover Wilson y la descalifica por deficiente y por traicionar el espíritu de la obra: “Me duele anticipar –dice el ecijano- que pese a mi enorme respeto y mi admiración por su labor  intelectual y a mi simpatía por la firmeza de sus convicciones (…), la traducción en verso de Madariaga es la negación completa del sentido teatral, de la transposición de imágenes y de la selección de vocablos. En resumen, es un momento imperecedero a la ramplonería poética y un pedestre reflejo del texto shakespereano.


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Entre los temas recurrentes de Shakespeare, está el de la traición familiar. En La Tempestad, Próspero es traicionado por su hermano; en Macbeth, Duncan es traicionado por Macbeth, a quien considera como un hijo. En El mercader de Venecia, Shylock es traicionado por su hija; En Rey Lear, el monarca abdicante es traicionado por Regania y Gonerila, dos de sus hijas. Etcétera.

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La literatura universal está colmada de padres difíciles. El bíblico Abraham, por ejemplo, estaba convencido de que Jehová, su dios, intentaba comunicarse con él, y con esa idea estuvo a punto de degollar a su hijo Isaac y de ofrecerlo en holocausto, porque el profeta escuchó voces y porque tuvo sueños peculiares.

Delacroix
Otro caso es el rey Layo, quien abandonó a Edipo a su suerte porque el oráculo de Delfos le había asegurado que moriría a manos de su propio hijo, cosa que a la mera hora sucedió: Layo y Edipo se encontraron en un camino estrecho, y ambos –sin reconocerse- se exigieron simultáneamente  el derecho de paso. Como ninguno cedía, terminaron liados a golpes. Muere entonces Layo y su auriga.


Otros progenitores difíciles: el alma penitente del rey Hamlet, en apuradas visitas nocturnas, profundiza con ánimo vengativo la fragilidad emocional de su hijo (Hamlet, de Shakespeare); el viejo Sorel marca de muchas maneras el corazón de Julián (Rojo y negro, de Stendhal), como también lo hace el riguroso marqués de Valentin con su hijo Rafael (La piel de zapa, de Balzac); Fiodor Pavlovich es la vergüenza de sus vástagos (Los hermanos Karamazov, de Dostoievski); el avaro Félix Grandet destroza la vida a su hija (Eugenia Grandet, de Balzac). Y la lista puede continuar durante varias líneas y muchos párrafos. Pero cerrémosla por ahora con la mención del padre más difícil de todos, Pedro Páramo, aunque de él hablaremos en otra ocasión...

Mañana seguimos.

Sábado 24 de agosto de 2019 


A propósito de Shakespeare
Victor Hugo (Jersey, 1853-1855)
Fragmento

Sobre Hamlet. "Espantoso ser completo en lo incompleto. Serlo todo y no ser nada. Es príncipe y demagogo, sagaz y extravagante, profundo y frívolo, hombre y neutro. No tiene fe en el cetro, de burla del trono, tiene por camarada a un estudiante, dialoga con los transeúntes, argumenta con el primero que llega, comprende al pueblo, desprecia al populacho, odia la fuerza, duda del éxito, interroga a las tinieblas y tutea al misterio. Da a los demás enfermedades que él no tiene; su fingida locura contagia a su amada con locura verdadera. Familiarízase con los espectros y con los cómicos. Se chancea empuñando el hacha de Orestes. Diserta sobre literatura, recita versos, hace crítica de teatros, juega con huesos humanos en un cementerio, aterra a su madre, venga a su padre, y termina por un gigantesco signo de interrogación el temeroso drama de la vida y de la muerte. Primero espanta y después desconcierta. No se ha pensado jamás nada tan abrumador. Eso es el parricida diciendo: ¿Y yo qué sé?

Hemos dicho parricida, y esta palabra nos obliga a detenernos. ¿Es parricida Hamlet? Sí y no. Se limita a amenazar a su madre, pero la amenaza es tan feroz, que la madre tiembla. Tu palabra es un puñal... ¿Qué vas a hacer? ¿Quieres asesinarme? ¡Socorro, socorro! Y cuando muere, Hamlet, sin dolerse en lo más mínimo, hiere a Claudio con esta trágica frase: ¡Sigue a mi madre! Hamlet es esta cosa siniestra: el parricidio posible. Si en lugar del frío Norte tuviera, como Orestes, en las venas la ardiente sangre del Mediodía, mataría a su madre."

 Marine Terrace, hogar de exilio de la familia Hugo en Jersey (1852-1855)
Fotografía sobre papel salado / negativo de vidrio a la albúmina
El autor de la foto es Charles, hijo de Víctor Hugo.


Mañana seguimos.

Domingo 25 de agosto de 2019 


I must be cruel, only to be kind
Hamlet, Capítulo III, Esc. IV





"Por suerte para nosotros, la obra de Shakespeare se debe a las palabras. Nos hemos visto obligados a tomar el corazón palpitante de la obra, y el resultado brinda una nueva perspectiva sobre ciertas cosas que podríamos pasar por alto. Por ejemplo, la manera en que la obra se vale de un incremento en el ritmo para intensificar el drama, así como su capacidad para iluminar algo que de otro modo imaginaríamos apenas (un castillo en Dinamarca en el siglo XVI). También sirve para recordarnos que las obras de Shakespeare son en verdad muy sencillas. No exigen demasiado en términos de efectos especiales y, con un poco de imaginación e ingenio, toda la acción puede realizarse en un solo escenario en un lapso de tres horas. Pero no es posible llegar al fondo de Hamlet, porque, pues no es posible. (¡Qué espléndida obra es un hombre!*).


"La locura (en especial la de Hamlet) es un elemento clave de la profunda reflexión sobre el tema de la indecisión. Todas las buenas obras de teatro poseen cierto grado de ambigüedad, pero Hamlet se diferencia porque hace de esa faceta el tema de la obra

"Siempre existen argumentos a favor y en contra sobre cualquier posible interpretación (actualmente, el exhorto del tonto Polonio -Nunca te mientas a ti mismo**- aparece impreso en playeras en forma de consejo), pero la dualidad de Hamlet es tan fundamental que se convierte en su principal rasgo. Hamlet es a la vez cuerdo y loco, y en estos mapas observamos su locura infectando el castillo. Se extiende como un virus y, al final, está en todas partes. (La muerte está en todas partes, también). Es una locura abrasadora.


"La obra de Shakespeare posee vida incluso en el papel, y estos mapas intentan devolver algo de su brillo a ciertos aspectos que resulta difícil distinguir a la distancia, aunque nunca harán justicia plena a la vitalidad de la obra, la cual emana por completo de sus palabras. Es difícil de imaginar, pero no existe ningún castillo, ni Hamlet, ni tragedia alguna. Todo es artificio. En cierto modo, Hamlet reintegra el orden al mundo al comprometerse a la nada, a la tierra inexplorada***. Sin embargo, la ironía reside en que a través de su muerte él alcanza la inmortalidad. Nos persigue del mismo modo que su padre a él."

Andre DeGraff, en su libro Trazado, un atlas literario, segundo capítulo (Elsinor).

Apuntes de Bugalú

*Hamlet: What a piece of work is a man! Acto II, Esc. II
**Polonio: To thine ownself be true. Acto I, Esc. III
*** Hamlet: The undiscovered country... Acto III, Esc. I / Ver nota del 22 de agosto.







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Los actores son el epitafio 
y el compendio de los tiempos: Egurrola

Periódico La Jornada
Domingo 25 de agosto de 2019
Nota de Reyes Martínez Torrijos



ADVERTENCIA DE BUGALÚ PENICHE 
A LOS LECTORES DE LA NOTA DE MARTÍNEZ TORRIJOS:

1. La cabeza de la nota genera un equívoco, porque no es Julieta Egurrola quien afirma que "los actores son el epitafio y el compendio de los tiempos", sino Hamlet frente a los comediantes que han llegado al castillo de Elsinor. 

2. La traducción de las palabras de Hamlet es desafortunada. Hamlet no dice que los actores son "el epitafio", sino que señala que más vale tener un mal epitafio después de muerto que un alusión malintencionada en vida (como las que pueden incluir los actores en una obra de teatro).

Pero, en fin, vayamos a la nota periodística...

"Julieta Egurrola conduce con carácter la primera parte de La tragedia de Hamlet, príncipe de Dinamarca, dirigida por José Caballero, que el jueves se estrenó en el Teatro del Bosque Julio Castillo.

"Esa tragedia de Willliam Shakespeare sobre la venganza de Hamlet por el asesinato de su padre, que cubrirá como una ola a la corte entera, concluirá funciones el 22 de septiembre; está basada en las traducciones de Tomás Segovia, Ángel-Luis Pujante y Flavio González Mello.

(...)

"Julieta Egurrola expone con potencia la raíz del dolor y destino trágico de Hamlet, concentrados en la frase ‘‘no puede ser bueno, no puede acabar bien”* y más adelante la sanción sobre sus pasos siguientes: ‘‘Esta época está fuera de quicio. Amarga maldición haber nacido un día para ponerla en orden”**. 
"Así, la pena y el duelo lo llevan a una lógica y solitaria locura: la certeza de la venganza y el sentido común como un fardo. La figura de Horacio a la orilla del escenario o en diálogo con Hamlet es visible, como una sombra, conciencia y memoria; como el sentido común que se sorprende ante la realidad y la radicalidad de las acciones de su amigo. En ocasiones como un espectador, en otras, da su anuencia o disiente.
 "Una y otra vez, la referencia a la posesión del sentido de la existencia. Y Hamlet que en su desvarío aparece como el único poseedor de lógica mientras las paradojas florecen cerca del poder: ‘‘Con cebo de mentiras descubrimos la verdad”***, sostiene Polonio (...).

"Julieta Egurrola, quien viste una camiseta del álbum Sgt. Pepper's Lonely Hearts Club Band, de los Beatles, decreta: Los actores son el epitafio y el compendio de los tiempos****, luego de que tuviera que alejar a Ofelia."

Apuntes de Bugalú

*Hamlet: It is not, nor it cannot come to good. Acto I, Esc. II / Thus bad begins and worse remains behind (Mal principio, y peor será el efecto). Acto III, Esc. IV.
**Hamlet: The time is out of joint: O cursed spite, than ever I was born to set it right. Acto I, Escena V. 
***Polonio: Your bait of falsehood take this carp of truth. Acto II, Esc. I
****La traducción de las palabras de Hamlet no me satisface: ...for they are the abstracts and brief chronicles of the time. After your death, you were better have a bad epitaph, than their ill report while you live. Acto II, Esc. II Opino que la traducción de Álvaro Custodio es más acertada: (Los actores) son nada menos que la crónica sumaria y compendiada de los tiempos; y más vale un mal epitafio a vuestra muerte que sus perversos epítetos en vida. 

 §

Give me that man that is not passion's slave, 
and I will wear him in my heart's core. 

Hamlet, Acto III, Esc. II

Extraigo de la segunda escena del tercer acto un fragmento de los consejos de Hamlet a los actores.  Mucho hubiera servido leer esto a los actores y al director del Esperando a Godot recientemente puesto en escena en el Foro de las Artes...


Delacroix
Hamlet: Os suplico que digáis vuestro parlamento como acabo de mostrároslo, fraseándolo con soltura... Pero si os empeñáis en gritarlo, como hacen tantos actores, vale más que entregue mis versos al pregonero. Tampoco habéis de cortar el aire así, con las manos, sino suavemente, porque en el mismo torrente, en la tempestad y, aun os diré, hasta en el huracán de una pasión debéis mostrar siempre una templanza que lo haga armonioso. ¡Se me abren las carnes cuando oigo a uno de esos energúmenos con peluca desgarrar una pasión hasta hacerla añicos, rompiendo los oídos de la galería, que en su mayor parte sólo es capaz de apreciar el ruido o las pantomimas más incoherentes! Yo mandaría azotar a esa clase de histriones que inflan el papel de un Termagante y pretenden ser más Herodes que Herodes. Por favor, evitadlo.

Mañana seguimos.

Lunes 26 de agosto de 2019


El nacimiento de la tragedia 
en el espíritu de la música
Die geburt der tragödie aus dem geiste der musik
Friedrich Nietzsche



Capítulo 7

"El éxtasis del estado dionisíaco, con su aniquilación de las barreras y límites habituales de la existencia, contiene, en efecto, mientras dura, un elemento letárgico, en el que se sumergen todas las vivencias personales del pasado. Quedan de este modo separados entre sí, por este abismo del olvido, el mundo de la realidad cotidiana y el mundo de la realidad dionisíaca. Pero tan pronto como la primera vuelve a penetrar en la consciencia, es sentida en cuanto tal con náusea; un estado de ánimo ascético, negador de la voluntad, es el fruto de tales estados. En este sentido el hombre dionisíaco se parece a Hamlet: ambos han visto una vez verdaderamente la esencia de las cosas, ambos han conocido, y sienten náusea de obrar; puesto que su acción no puede modificar en nada la esencia eterna de las cosas, sienten que es ridículo o afrentoso el que se les exija volver a ajustar el mundo que se ha salido de quicio. El conocimiento mata la acción: para obrar es preciso hallarse envuelto por el velo de la ilusión: esto es lo que nos enseña Hamlet (…); no es la reflexión, no: es el verdadero conocimiento, la visión de la horrible verdad lo que aniquila todo impulso, todo motivo de acción, tanto en Hamlet como en el hombre dionisíaco. Entonces no cabe ningún consuelo; el deseo se lanza por encima de todo un mundo hacia la muerte y desprecia a los mismos dioses; se reniega de la existencia y, con ella, del reflejo engañoso de su imagen en el mundo de los dioses o en un más allá. Consciente de la verdad intuida, ahora el hombre ve en todas partes únicamente lo espantoso o absurdo del ser…"

Esta transcripción es el resultado de una práctica que recomiendo ampliamente en la lectura de obras cuyo texto original pertenece a otra lengua: el cotejo de versiones. Para el caso de El nacimiento de la tragedia…, tomé la traducción de Eduardo Ovejero Maury (1871-1939) y la del Proyecto Espartaco (que no especifica el nombre del traductor), pero también me valí del texto original mediante el ejemplar digitalizado para su biblioteca por el Proyecto Gutenberg. No sé alemán, por supuesto, pero no se necesita mucha inteligencia para concluir que el sustantivo utilizado por Nietzsche al principio del capítulo 7 (verzueckung) alude al estado supremo del misticismo, en el que la consciencia del individuo parece haber sido arrebatada (raptada) y su aspecto es el del embeleso (el arrobamiento). Por eso, frente a dos traducciones (embriaguez, de Ovejero, y éxtasis, del Proyecto Espartaco), elegí la segunda.

Mañana seguimos.

Martes 27 de agosto de 2019

No hay más tinieblas que la ignorancia

Me salgo un momentito de Hamlet para mostrarles una fotografía que tomé el domingo 11 de octubre de 2015, durante mi breve estancia en Londres. La estatua de William Shakespeare se encuentra en Leicester Square desde 1874, y el pergamino que pende de Shakespeare contiene una cita de Noche de Epifanía (Twelfth Night), Acto IV, Escena II: There is no darkness but ignorance. Eso dice el Bufón a Malvolio, el mayordomo de Olivia.



Pero volvamos a Hamlet y recordemos el momento en que es interrogado por su tío Claudio sobre el paradero de Polonio (a quien el príncipe de Dinamarca acaba de matar con su espada -en la versión cinematográfica de Branagh, el padre de Ofelia es apuñalado con saña). Me atrevo a traducir:

Rey: ¡A ver, Hamlet! ¿Dónde está Polonio?
Hamlet: Cenando.
Rey: ¿Cenando? ¿Dónde?
Hamlet: No donde él come, sino donde él es comido, en  cierta asamblea de gusanos políticos reunidos (a certain convocation of politic worms are e'en at him). Engordamos a las demás criaturas para que nos engorden a nosotros, y nosotros engordamos para que engorden los gusanos; el rey gordo y el flaco mendigo no son más que manjares distintos, dos platos de una misma mesa. ¡Eso es todo!


11 de octubre de 2015 / Shakespeare's Globe / Medida por medida


Mañana seguimos.

Miércoles 28 de agosto de 2019



The Play Scene / Daniel Maclise / 1842
El artista irlandés nos muestra la representación de los comediantes en el castillo de Elsinor y ante el rey y la reina (Acto III, Escena II). En la escena pintada al óleo por Maclise, podemos ver a Ofelia afligida, a Hamlet inquisitivo, a Claudio muy incómodo, a Horacio atento a los visajes del rey, a Polonio disgustado por las continuas insolencias del príncipe y a Gertrudis ensimismada.

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Autorretrato de Eugène Delacroix (1821) vestido como Édgar Ravenswood, personaje protagónico de La novia de Lammermoor, de Walter Scott (1819). Se trata de una pieza de juventud (Delacroix tenía entonces 23 años de edad). Sin embargo, algunos conocedores sugieren que acaso en el retrato hay también una intención de mostrarse como un Hamlet. Y esta sugerencia coincide con el hecho de que el Cisne de Avon es citado frecuentemente en el diario del pintor y de que años más tarde, entre 1834 y 1843, Delacroix realizó una serie de litografías inspiradas en la tragedia de Shakespeare.

Mañana seguimos.

Jueves 29 de agosto de 2019

Acto V, Esc. I

Hamlet: Let me see. Alas, poor Yorick. I knew him, Horatio, a fellow of infinite jest, of most excellent fancy; he hath borne me on his back a thousand times: and now...

Mi traducción: ¡Déjame ver! ¡Ay, pobre Yorick! Yo lo conocí, Horacio: un tipo de ingenio infinito, de la más exquisita fantasía. Me llevó a cuestas miles de veces. Y ahora... 


Delacroix
Mañana seguimos.

Viernes 30 de agosto de 2019


El Hamlet de John Gielgud (1945)


“Siempre me impresionan las variadas y perpetuas maneras en las que Hamlet está constantemente espiando sus propias palabras. Esto no es sólo un asunto de retórica o de consciencia de la palabra; es la esencia de las más grandes originalidades de Shakespeare en la representación del carácter, el pensamiento y la personalidad. Ethos, logos, pathos -la triple base de la retórica, la psicología y la cosmología-, todo nos desconcierta en Hamlet, porque cambia cada vez que espía sus propias palabras.”


Harold Bloom, Shakespeare, la invención de lo humano (1998)

1899 / Cuenta la leyenda que el cráneo es real
y que fue un regalo de uno de sus amantes (Víctor Hugo)


Mañana nos vemos. 
Teatro Julio Castillo. 
La obra comienza a las siete de la tarde. 
Conviene llegar media hora antes.

 Sábado 31 de agosto de 2019

LA MÚSICA DE/EN SHAKESPEARE


Extraigo algunos pasajes del artículo de Pablo Espinosa publicado hoy en La Jornada sobre la puesta en escena de Hamlet.

1.  Julieta Egurrola encarna a Hamlet en un montaje prodigioso, dirigido por José Caballero en el Teatro Julio Castillo del Centro Cultural del Bosque. Es lo mejor que ha sucedido en teatro en México en mucho tiempo.

2.  En este montaje no falta por fortuna la música en vivo. William Shakespeare trabajaba con los compositores, en especial con el legendario Thomas Morley, en la música que destinaba a sus obras.

3.  En La trágica historia de Hamlet, príncipe de Dinamarca. Primera parte (…), la música fue preparada por Alberto Rosas Argáez (y es) interpretada en escena por los actores Erando González, en guitarra (…) y Pablo Ramírez, alientista. Erando y Pablo conforman lo que en época de Shakespeare se denominaba ‘‘Broken Consort”: dos o más músicos ejecutantes de instrumentos de diferentes familias, en este caso cuerda y alientos.

4.  La música en la era Shakespeare se llamaba ‘‘Musick” y estaba destinada, en palabras del dramaturgo, a ‘‘la calidad del espíritu, la ética del espíritu”. La música de Shakespeare no era decorativa. Tenía un efecto calculado, con claras intenciones dramatúrgicas y poéticas. Era para él una herramienta poderosa. Usaba ruidos, efectos de sonido (relámpagos-luz con sonido-truenos, por ejemplo), piezas vocales por separado de las instrumentales. Recurría a las melodías folclóricas en boga. El uso de la música en esta puesta en escena sigue de manera natural los lineamientos de William Shakespeare. Sin aspavientos. Fluye.

5.    Para Shakespeare, la música es antes que nada el sonido del lenguaje. En su caso la lengua inglesa. Ahí también se sigue de manera magistral la tradición shakespereana en el montaje de Hamlet al que hoy nos referimos. El hallazgo monumental está en el siguiente parlamento, que enuncia Julieta Egurrola/Hamlet, así:

Se es o no se es, de eso se trata.

6.    Es el axis mundi, la piedra de toque, el detonador. Es el momento de reafirmación del personaje. Hamlet pasa de ser el príncipe huérfano, desvalido, derrotado y ninguneado a ser una persona libre y soberana, cuya inteligencia lo lleva hacia derroteros promisorios. Ahí comienza todo.

To be or not to be, that is the question.


7.   José Caballero advierte: ‘‘Sé muy bien que el procedimiento empleado para la versión en español mexicano puede topar con la oposición de investigadores, traductores y eruditos, a quienes sólo puedo rogar comprensión para quienes, como nosotros, debemos navegar para llevar la embarcación a la costa del escenario público”. Esta versión en lengua es una suerte de collage, un ensamble de distintas traducciones finalmente pasado por el cedazo de la realización escénica.

8.  Se apoyaron, explica Caballero, principalmente en las traducciones de Tomás Segovia y Ángel Luis Pujante, ‘‘dándonos la vuelta por Flavio González Mello, sin omitir que hay varios fragmentos traducidos directamente por mí, procurando cotejar la versión del Second Quarto (1604-1605) según la edición de Ann Thompson y Neil Taylor publicada en The Arden Shakespeare en 2006”.



Get thee to a nunnery!

Nos vemos al ratito.
Teatro Julio Castillo. 
La obra comienza a las siete de la tarde. 
Conviene llegar media hora antes. The rest is silence.

Domingo 1 de septiembre de 2019




Opiniones 

Cecilia García-Robles Vizcaíno: Me encantó la puesta en escena: la escenografía, el juego de luces y el humo, el manejo del espacio. Me encantó también la mezcla discreta de lo moderno y lo antiguo.

Arturo Macías Limón: El contacto con el espectro del padre es una revelación, y no vi esa reacción: vi miedo. Y debió haber sido más apoteósico el señalamiento de Hamlet al público de que esa revelación (y sus inconscientes sospechas) es la simiente de su locura. Siempre vi una falta de fuerza en Hamlet... y también en Rosencrantz y Guildestern. Ofelia, sensacional.

Octavio Herrero: En general, me gustó; pero la calidad de las actuaciones fue muy dispareja. Pésimo Horacio, excelente Ofelia, decoroso Hamlet, agradables Rosencrantz y Guildestern, muy malo el guitarrista, deplorable el espectro del padre. Excelente escnografía y excelente dirección. 

María Martínez Marentes: ¡Me encanta la propuesta visual! Diversidad de colores, en vez de los tradiccionales negros y grises...

Bettina Calderón: La sentí muy plana.





Agustín Aguilar Tagle: Quedé muy contento y muy agradecido con la mise-en-scène (pronúnciese misonsén) y con el Hamlet de Julieta Egurrola. Me gustó mucho Polonio y me gustaron mucho Rosencrantz y Guildestern (tal vez no tanto su actuación, sino más bien la conformación conceptual de su personalidad y de su corporeidad).  Coincido con Ceci y María: la escenografía de Philippe Amand fue acaso uno de los grandes aciertos de esta puesta en escena. También coincido con los respectivos puntos de vista de Octavio y  Arturo. Lo que pasa es que yo soy más condescendiente, aunque no para todo: me incomodó el mal gusto de los "graciosos" que introducen con pantomima la obra de La muerte de Gonzago/La Ratonera. El juego con los "pollos" del asesinado y del asesino me disgustó. ¿No advirtió el mismo Hamlet que se abstuvieran de "decir" más de lo que está escrito? No se trata -señala el mismo Hamlet- de provocar carcajadas de los espectadores más lerdos (que los hubo anoche, a propósito): "Eso es mezquino y revela una lamentable pretensión en el imbécil que recurre a ello".

Cha Azcuaga
: Me gustó mucho la obra, la puesta en escena, la manera tan inteligente de optimar los recursos del escenario con un diseño mínimo y abstracto, pero muy expresivo. El flujo de una escena a otra fue casi imperceptible, y para ser una obra de tres horas con dos intermedios, se pasa increíblemente rápido. Sobre las actuaciones, concuerdo con Octavio en que resultan algo disparejas, pues tenemos a un Hamlet estratosférico, seguido por una Ofelia y un Polonio sólidos y memorables, en contraste con un Horacio en mi opinión mal caracterizado; y los reyes de Dinamarca, poco memorables.

Julieta Egurrola es tan poderosa que es capaz de cargar todo el asunto y llevarlo a buen puerto. Me gustó mucho el detalle de los guardaespaldas siempre presentes, armados y escuchando a través de las paredes, señal de que "todo está podrido", y sutilmente utilizados como tramoyistas... Me pareció brillante.

El lado negativo poco tiene que ver con la puesta en escena o las interpretaciones: el festival con la estridente música electrónica, que lamentablemente irrumpió en la atmósfera que actores y escenario pretendían construir. Es una pena, en realidad, y tienen todos mis respetos por interpretar en esas condiciones sus parlamentos y sus diálogos. Lo hicieron muy bien, a pesar de la adversidad. Sin embargo, siento que ellos mismos no disfrutaron de la obra por culpa del ruido, y eso se acaba notando (acaso ello explica lo disparejo de las actuaciones). Mientras unos lograban en buena medida "silenciar" en sus cabezas la irrupción en favor de su actuación, se ve que otros no lo lograban del todo. En fin, que después de la ovación, me imagino que la "fiesta" post-función se habrá convertido en sesión de ventilación de inconformidades, enojos y quejas (completamente justificadas). Me imagino poca felicitación entre artistas, más allá de "lo logramos, a pesar de...", y creo que será para ellos una función que querrán olvidar más pronto que después.

Lo que más pena me da es que también para nosotros será difícil hablar de esta función sin hablar en esos términos. "Fue maravillosa... o pudo serlo, pero..." Igualmente, me ilusiona la idea de asistir a la continuación (obviamente haciendo la tarea antes de ello), esperamos en mejores condiciones sonoras.

Carlos Giribet: Opinión pendiente.



Lunes 2 de septiembre de 2019


Habla Iván S. Turguénev sobre Hamlet
Pasaje de la conferencia Hamlet y Don Quijote, dictada en San Petersburgo el 10 de enero de 1860 por Iván S. Turguénev ante la Sociedad de ayuda a Escritores e Intelectuales Necesitados.


"Ante todo, el análisis y el egoísmo y, por tanto, la incredulidad. Sólo vive para sí mismo, es un egoísta; pero este egoísta ni siquiera puede creer en sí mismo; sólo se puede creer en lo que está fuera de nosotros, por encima de nosotros. No obstante, ese yo en el que no cree le resulta muy caro a Hamlet. Es su punto de partida, al que regresa continuamente, ya que no encuentra nada en este mundo a lo que poder ligarse con toda su alma. Es un escéptico al que sólo preocupa e interesa su propia persona; en todo momento piensa no en sus deberes, sino en su propia situación. Al dudar de todo, Hamlet no se compadece de sí mismo; su espíritu está demasiado desarrollado como para contentarse con lo que hay en su propia persona. Es consciente de su propia debilidad, pero en toda conciencia de sí mismo hay fuerza; de ahí proviene su ironía, contraria al entusiasmo de don Quijote. Hamlet se flagela con entusiasmo, de manera exagerada, se analiza a sí mismo sin descanso, bucea incesantemente en su interior, conoce en todo detalle cada una de sus faltas, las desprecia, se desprecia a sí mismo; y al mismo tiempo, puede decirse, vive, se alimenta de ese desprecio. No cree en sí mismo y, sin embargo, es vanidoso. No sabe lo que quiere ni para qué vive y, sin embargo, siente apego por la vida... "¡Oh Dios, oh Dios! (exclama en la segunda escena del primer acto), si el Eterno no hubiera dictado su ley contra el suicidio!... ¡Qué fatigosas, rancias e inútiles me parecen todas las costumbres de este mundo!" (*). Pero no sacrificará esa fatigosa y rancia vida; sueña con el suicidio hasta la aparición de la sombra de su padre, hasta que recibe la terrible misión que aniquilará definitivamente su ya quebrantada voluntad; pero no se mata. Su amor a la vida se manifiesta incluso en esos mismos sueños de terminar con ella. Todos los jóvenes de dieciocho años conocen ese sentimiento: Es la sangre que hierve, son las fuerzas que se desbordan.

"Pero no debemos ser muy severos con Hamlet, pues en verdad sufre, y sus sufrimientos son más dolorosos y profundos que los de don Quijote. A éste le golpean los rudos pastores, los criminales a los que libera; Hamlet se causa heridas a sí mismo, se desgarra a sí mismo; en sus manos también hay una espada: la espada de doble filo del análisis."

*Transcribo aquí los seis primeros versos del monólogo citado: Oh, that this too too solid flesh, would melt, thaw, and resolve itself into a dew: or that the Everlasting had not fix'd his canon 'gainst self-slaughter. O God, O God! How weary, stale, flat and unprofitable seem to me all the uses of this world!

Martes 3 de septiembre de 2019

Aunque en la quinta escena del acto IV las palabras de Ofelia son las de una joven que ha perdido el juicio y cuyo pensamiento se expresa en desvaríos y frases inconexas, hay un pasaje que puede acaso servirnos como indicio de que la hija de Polonio sí se acostaba con Hamlet, al menos antes de la boda de Claudio y Gertrudis. Dice ella en su canción que una doncella entró a la habitación de un hombre y que salió sin ser doncella. (He) let in the maid, that out a mid never departed more.

Mañana seguimos.

Miércoles 4 de septiembre de 2019

Final de la segunda escena del Acto III

Después de la representación de la compañía teatral ante el Rey y la Reina, la escena contiene varios cuadros anteriores al encuentro entre madre e hijo: (1) El Rey ordena que se suspenda la representación y que se encienda las luces, así que Hamlet y Horacio quedan convencidos de la culpabilidad de Claudio. (2) Hamlet conversa con Rosencrantz y Guildenstern, a quienes les hace saber que ha perdido la confianza en ellos. (3) Hamlet desnuda el alma abyecta y lisonjera de Polonio mediante la descripción de una nube que es camello que es comadreja que es ballena. Estos tres momentos nos hablan de Hamlet eufórico que, sin embargo, necesita dominar su deseo de sangre...

Es la hora embrujada de la noche, hora en que bostezan los cementerios y alienta el infierno su pestilencia; soy capaz de beber sangre caliente y de hacer tales desmanes que el día haya de estremecerse al contemplarlos. ¡Calma! Mi madre me espera.

‘Tis now the very witching time of Night, when churchyards yawn, and Hell itself breathes out contagion to this world. Now could I drink hot blood and do such bitter business as the day would quake to look on. Soft, now to my mother.

¿Qué hora es?


Dado que la representación de El asesinato de Gonzago/La Ratonera fue en la noche, podemos imaginar que son las cuatro de la madrugada, la hora del lobo de la que habla Ingmar Bergman en Vargtimmen (1968): 

La hora del lobo es el momento entre la noche y la aurora cuando la mayoría de la gente muere, cuando el sueño es más profundo, cuando las pesadillas son más reales, cuando los insomnes se ven acosados por sus mayores temores, cuando los fantasmas y  los demonios son más poderosos, dice Johan Borg (Max von Sydow) a su mujer Alma (Liv Ullman), a la luz de un cerillo moribundo. 

Mañana seguimos.
 

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